Lorena 30 años - Cruz Roja


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“Llevo casi la mitad de mi vida haciendo voluntariado de distintos tipos. Y cada uno de estos últimos 15 años, siento y reafirmo en mi corazón que encontré mi lugar, mi misión, mi vocación.

Para mi no se trata de ser un héroe o un santo. Para mi se trata simplemente de ser para otras personas, aquel empujón, aquel apoyo, aquel oído, aquel abrazo que les ha faltado o que se les negó. Se trata por un momento de poder ofrecer lo que algunos hemos recibido de manera natural, porque a veces la única diferencia entre las personas es solo la desigualdad de contexto de cada una de ellas. 

Es un trabajo compartido: para que uno pueda ayudar, el otro debe querer ser ayudado. Brindar herramientas a quien no tuvieron acceso a ellas, es una forma para mí, de contribuir a un mundo mejor. Este trabajo y estos voluntariados han llenado cada pedazo de mi corazón, pero además le ha dado un sentido a mi vida, un propósito, de modo que mi conclusión es que cada uno siempre recibe más que lo que da.

En cuanto a mí, soy una persona común y corriente, con muchas ganas y con mucha fuerza. 

Muchas veces he creído y he escuchado que para dedicarse a un trabajo de este tipo debes “enfriar el corazón”, debes “ser mas distante para no sufrir”, en mi caso ha sido al revés. Era una persona muy fría y este trabajo me ha hecho ultrasensible. Esta sensibilidad me permitió descubrir las cosas las cosas bellas y ocultas de la vida en los momentos más diversos. Me ha cambiado la vida y me ha permitido vivirla plenamente.

No todo son risas, no todo son victorias, porque no se trata del resultado final sino del camino recurrido, el camino en que acompaño a otro…

A todos los que hayan sentido esta vocación, pero aún no la hayan experimentado: ¡Animaros! El límite es el cielo y el corazón tiene mucho espacio.”

 

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