“Nací y crecí en Valencia, en un pueblo llamado Silla, aunque toda mi familia es de origen andaluz. Llevo 12 años viviendo en Barcelona, ciudad donde he crecido también, aunque de otra manera. Esta ciudad me ha mostrado la parte más bella y más dura de la vida, y aquí sigo, en continuo crecimiento y aprendizaje.

Desde muy joven he sentido la necesidad de acompañar a las personas. Cenaba conmovida viendo las noticias de guerras sangrientas, niños y niñas pasando hambre o gente migrante que buscaba un lugar mejor donde vivir. Y me iba a dormir pensando que no me gustaba este mundo de injusticia y desigualdad que me había tocado vivir y que tenía que hacer algo para que esta Tierra que habitamos fuera un lugar mejor. Esto me llevó al trabajo social y sentí que desde este lugar podría hacer muchas cosas para cambiar el Mundo.

Cada vez tengo más claro que hay que poner la VIDA de las personas en el centro de todas las cosas.

Una vida vivida con dignidad, con el conocimiento de sus derechos y la capacidad de poder ejercerlos; con las necesidades básicas cubiertas, y no me refiero únicamente a tener una casa y un plato de comida caliente, sino a tener la posibilidad de mejorar a nivel emocional, de potenciar los propios recursos de cada persona para que aumente su nivel de autoestima y de autonomía.”